El propósito principal del ejercicio terapéutico es readaptar las condiciones físicas de la estructura lesionada para mejorar la calidad de vida. El tipo de ejercicio a realizar se ajusta a cada persona de manera individual, atendiendo a las condiciones y necesidades físicas de cada persona.

Algunos de los objetivos clave que se basa el ejercicio terapéutico es sobre la mejora de la fuerza muscular, rango de movimiento, estabilidad y equilibrio, control motor, desequilibrios posturales y reducir el riesgo de recaída.
El ejercicio terapéutico se adapta a la situación individual de cada paciente en base del estadio y el tiempo que lleva la lesión, junto a su capacidad funcional y cognitiva. Además, un ejercicio nos permite trabajar sobre diferentes objetivos terapéuticos, lo que va a aumentar la eficacia del mismo.
Los ejercicios se pueden realizar con la resistencia del propio cuerpo o mediante material externo como pesas, theraband, pelotas, escaleras, etc.
El ejercicio terapéutico se integra en un plan de tratamiento, donde se combina y complementa junto a otras técnicas de fisioterapia como la terapia manual, osteopatía, neurodinamia, etc. La incorporación del ejercicio terapéutico en el plan de tratamiento de lesiones musculoesqueléticas, aumentan la eficacia del proceso de recuperación tisular y disminuyen el riesgo de recaída o de nueva lesión.